Ha dirigido 15 largometrajes y seis obras de
teatro. Integra el Comité Consultivo del Festival de Cine de Lima. Es
miembro de la Comisión de Fútbol del club Sporting Cristal y director de
la carrera de Cine de la Escuela de Cine y Post Producción de Lima.
Lombardi se pasa la vida viendo películas, pero en las últimas semanas le puso a esa labor mucho más dedicación. Sucede que es miembro del Comité Asesor del Festival de Cine, por lo que participó en la selección de las cintas que serán exhibidas en esta edición (que comenzó el viernes 9). Ya vio la mayoría de las que están en el programa. ¿Sus recomendadas? La chilena Gloria, la mexicana La jaula de oro, la peruana El evangelio de la carne... casi todos los documentales, que están muy bien. Él dice que este será un buen festival. Aunque Tarantino no venga.
¿Usted es de los que propuso invitar a Quentin Tarantino?
No, esa propuesta fue de Édgar Saba [director del festival]. Se logró una comunicación con él, hubo un momento en que pareció que venía, pero al final ha quedado para más adelante.
¿En verdad cree que venga?
Puede ser, este año está viniendo Alexander Payne, que es un gran director independiente [ganador de dos Oscar].
Saba dice que también piensan traer a Spike Lee, Paul Thomas Anderson y los hermanos Cohen.
Claro, la idea es traer gente del cine independiente americano, aunque ahora no es tan fácil distinguir porque muchos están vinculados a Hollywood.
¿Y qué piensa de los otros festivales de cine que han aparecido en los últimos años, como el Festival de Cine Lima Independiente?
Mientras más festivales haya, mejor para la gente a la que le gusta el cine. Tienen más opciones de ver películas a las que normalmente no tienen acceso.
Saba dijo que el festival Lima Independiente causaba confusión.
Imagino que a él le gustaría que solo existiera el Festival de Lima, pero para una persona cinéfila como yo, y como muchos otros, es bueno que haya más festivales.
Vivimos un momento importante en el cine peruano. En los últimos meses se han estrenado dos películas –¡Asu mare! y Cementerio General– que han hecho historia por la abundante taquilla que han conseguido. ¿Cómo lo ve usted?
Como un fenómeno bien positivo... El cine peruano de los 80 y 90 fue exitoso a pesar de que tocó temas muy duros. Películas como La boca del lobo o las del Grupo Chaski lograron un gran éxito comercial y a la vez eran películas que tenían cosas que decir más allá de solo entretener. De pronto, se perdió ese romance.
¿Por qué se perdió?
Creo que esta otra línea que hay, más de cine de autor, se ha entronizado en el gusto de los cineastas jóvenes. Hoy se hace mucho cine vinculado a la expresión personal y eso encuentra dificultades de comunicación con el público. Yo mismo he caído en eso.
¿Cómo es que ha “caído” en eso?
Claro, porque en mis últimas películas, por ejemplo Ella –que no lamento haberla hecho porque me parece que tiene cierto sentido– es una película hecha con muy poquitos medios para un público más reducido.
¿Por qué entró en esa línea?
Porque me pareció interesante experimentar. Siempre he querido hacer cosas distintas de una película a otra.
Seguro que muchos esperan que usted vuelva a los filmes comerciales, de gran presupuesto, como No se lo digas a nadie o Pantaleón y las visitadoras.
(Sonríe). Lamentablemente, yo no estoy interesado en hacer eso.
¿No le provoca repetir esos grandes taquillazos de los 90?
Uno no puede saber si una película será un taquillazo o no. Sí me gusta que a mis películas vaya público, pero no es una prioridad. Mis dos películas más exitosas fueron No se lo digas a nadie y Pantaleón... y ambas fueron películas de encargo. Vinieron productores de afuera y me propusieron hacerlas.
Si viniese un productor y le propusiese hacer una gran película con un gran presupuesto.
Sí, sí, tampoco tengo nada contra las películas de gran presupuesto, pero tampoco he encontrado la historia como para meterme en esos temas. O a veces me ha provocado hacer historias que eran demasiado complicadas de hacer, como La guerra del fin del mundo. Yo la quería hacer, pero no quiero pasar cuatro años de mi vida dedicado a un solo proyecto, haciendo cosas así medio bíblicas, gigantes...
¿Por qué no?
Porque... ya mi visión del mundo y de las cosas está en un punto en el cual disfruto muchas otras cosas. Leer, estar conmigo mismo, he encontrado un estado personal de cierta serenidad, entonces, trato de conservar eso.
¿Le gustó ¡Asu mare!?
Mi hija Joanna participa allí.
Lea la larga y entretenida entrevista en:
La República
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