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sábado, 25 de octubre de 2014

5 Tips para lograr que tus alumnos te escuchen


Últimamente oigo mucho esta queja por parte de los profesores: los niños y jóvenes no escuchan, y no prestan atención, lo que supone un desgaste de energía enorme para el profesor hasta que logra un mínimo de atención y escucha activa por parte de los alumnos.

También es una constante en las charlas entre madres y padres: “Es que no hacen caso”, “Me canso de repetir las cosas y nada”, “Es como hablarle a la pared”…

No estamos ya en la época del autoritarismo, donde el profesor hablaba y los alumnos escuchaban con miedo a participar, donde los padres decidían y los niños acataban sin rechistar. Estamos en la época en la que nos jactamos de utilizar el diálogo, pero ¿sabemos dialogar?.  A dialogar también se aprende, y  el diálogo como forma básica de interacción  y aprendizaje también se enseña, y una de las cosas más importantes en este punto es aprender a escuchar.

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Me han parecido buenas y prácticas las estrategias que propone  Rebecca Alber en el blog de Edutopia para motivar la escucha activa en los alumnos, y que traducidas por mí y aportando mi pequeño toque personal serían las siguientes:

5 Estrategias para lograr que los niños escuchen

1. Dilo sólo una vez.

Cuando los niños se acostumbran a oír las órdenes una, dos, tres, hasta cuatro veces.., ¿para qué van a prestar atención a la primera?

Recálcales que tú acostumbras a dar la orden una sola vez. Si alguno, a pesar de ello, anda distraído (que será lo más normal) no le repitas la orden tal cual lo hiciste anteriormente, dale alguna pista sobre lo que has dicho previamente, y recuérdales que deben contar hasta 3 antes de preguntarte. De ese modo se aseguran de no preguntar cosas que igual ya saben.

2. Habla, muévete y para.

Mientras explicas o hablas acerca de un tema en concreto, haz que estén atentos, avisándoles de que harás pausas y elegirás a uno de ellos para que les explique a los demás su visión acerca de lo que han escuchado.

También puedes hacer pausas para que ellos hablen entre sí acerca de lo que han escuchado (lo que también te sirve a ti para comprobar su comprensión)

3. Utiliza “señales manuales”.

Se trata de signos que les permita expresar opiniones acerca de lo que se está escuchando en clase.

Por ejemplo, puedes leer un texto de opinión o una cita de algún personaje histórico y puedes pedirles su opinión del siguiente modo: “Los que estéis de acuerdo, levantáis un dedo; los que no lo estéis levantáis dos, y los que estéis indecisos levantáis tres.”

Esta estrategia permite la participación de toda la clase, y “da voz” a aquellos más tímidos.

4. Prestar atención, parar y parafrasear.

Conocer estrategias para escuchar a los demás e interpretar sus puntos de vista es una habilidad básica e imprescindible.
 
Cuando los niños trabajan en grupos se puede utilizar la siguiente técnica:

a. Asigna un portavoz por grupo de trabajo (que puede ir rotando)

b. Pide a los demás que escuchen atentamente y eviten interrumpir mientras el otro habla. Sólo deben escuchar.

c. Cuando la persona que está hablando deja de hacerlo, entonces los demás parafrasean algo que el compañero ha dicho: “Tú crees que…”, “No estás seguro de…”, “Para ti es importante…”

d. Después de ello, pueden continuar con un enunciado centrado en el “Yo”: “Ya veo lo que quieres decir…”, “No estoy de acuerdo con lo que dices…”

 Utilizar este tipo de frases y parafrasear constituye una herramienta muy útil para los alumnos, para aprender la forma correcta de escuchar y de mantener una conversación.

5. Que planteen sus propias preguntas

Cuando los alumnos estén escuchando un discurso, viendo un documental o escuchando una historia leída por otros interrumpe varias veces para que escriban preguntas acerca de lo que acaban de escuchar.

De este modo se activa su escucha, atendiendo a aquellos aspectos que no tienen clavos o que pueden presentarles dudas.

Es cierto que “entrenamos” más para dar respuestas que para hacer preguntas, pero con esto último conseguimos poner el foco de atención en aquello que los alumnos no han entendido o que para ellos puede ser un verdadero “misterio”.

Por último, hay que transmitir a nuestros alumnos la importancia y el valor de saber escuchar, y enseñarles las técnicas verbales y no verbales para ello (mantener el contacto visual, mostrar interés, no cortar la conversación de los demás…)

“Una de las más sinceras muestras de respeto hacia el otro es, sin duda, prestar atención a lo que dice”

Bryant McGill

Fuente:

5 razones por las que la paternidad está en crisis

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Por lo general me considero una persona bastante optimista. Me inclino a creer que todo va a salir bien a menos que exista una abrumadora evidencia de lo contrario. Cualquiera que me conozca les dirá que no soy propensa a dramatizar. Por eso, cuando digo que la crianza moderna está en serios problemas – en crisis, incluso – espero que me escuchen con mucha atención. He trabajado con padres e hijos durante dos décadas, y lo que he visto en los últimos años sin duda me preocupa. A continuación les presento los problemas que, a mí parecer, son los más graves:

1. Miedo de nuestros hijos.

Hay algo a lo que me gusta llamar “la prueba de la taza”. Consiste en observar cómo la madre le sirve una taza de leche a su hijo por la mañana. Si el niño dice, “Quiero la taza rosada, ¡no la azul!” y la madre ya ha servido la leche en la taza azul, observo cuidadosamente para ver la reacción de ella. Muy a menudo, la madre corre a servirle la leche en la taza que el niño prefiera antes de que éste comience una rabieta. ¡Error! ¿A qué le tienes miedo, mamá? ¿Quién es el que está al cargo aquí? Deja que tenga una rabieta y aléjate para no tener que escucharla. Pero por el amor de Dios, no trabajes de más sólo para complacer a tu hija o hijo. Y lo que es más importante aún: piensa en la lección que le enseñas si le das todo lo que quiere sólo porque tiene una rabieta.




 2. Bajas expectativas

Cuando los niños se portan mal, ya sea en público o en privado, los padres tienden a encogerse de hombros, como diciendo: “Así son los niños.” Les aseguro que no es así. Los niños son capaces de muchas más cosas de las que los padres, por lo general, esperan de ellos. Son capaces de tener buenos modales, respetar a los mayores, cumplir con sus tareas, ser generosos y mostrar autocontrol. ¿No creen que un niño pueda quedarse sentado durante una cena en un restaurante? ¡Claro que sí! ¿No creen que un niño pueda recoger la mesa sin que se lo pidas? ¡Claro que sí! La única razón por la que no se comportan bien es porque no les han mostrado cómo hacerlo, ¡ya que ustedes no esperan que sea así! Es muy simple. Aumenten sus expectativas y sus hijos serán capaz de cumplirlas.

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 3. Perdimos el apoyo del pueblo.

Antes los conductores de autobús, maestros, comerciantes y otros padres tenían carta blanca para corregir a un niño rebelde. Ellos actuaban como los ojos y oídos de la mamá y el papá cuando sus hijos no estaban bajo su supervisión, y todo el mundo trabajaba para un mismo interés común: educar a los niños y niñas de forma apropiada. El pueblo se apoyaba. Ahora, cuando alguien se atreve a corregir a los niños, la mamá y el papá se molestan. Quieren que su hijo parezca perfecto. A menudo no aceptan los informes de los maestros y otras personas estableciendo lo contrario. En lugar de disciplinar a sus hijos por comportarse mal en clases, llegan muy enfadados a halar con el profesor. Sienten la necesidad de proyectar una imagen perfecta al mundo. Por desgracia, su inseguridad se ve reforzada, porque muchos padres se juzgan entre si. Si un niño tiene una rabieta, todas las miradas desaprobatorias se dirigen a la mamá. En vez de de eso, se debe mostrar apoyo. Es probable que el berrinche se produjese debido a que ella no estaba cediendo a una de las demandas de su hijo. Esos observadores, en vez de mirar con reproche, deberían estar diciendo: “Buen trabajo. Sabemos que fijar límites es difícil.”

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 4. Depender de los atajos.

Creo que es maravilloso que los padres tengan a su disposición todo tipo de aparatos electrónicos para ayudarles durante los vuelos de avión y las largas esperas en la consulta del médico. Es igualmente maravilloso que podamos comprar comida por internet y calentarla sólo con presionar un botón en el microondas. Los padres de hoy están más ocupados que nunca, y estoy a favor de elegir el camino más fácil cuando sea necesario, los atajos pueden ser una pendiente resbaladiza. Cuando vean lo estupendo que es que Caillou para entretener a sus hijos en un vuelo, no se tienten a ponerlo cuando estén en un restaurante. Los niños tienen que  aprender a ser pacientes. Tienen que aprender a entretenerse por sí mismos. Los niños tienen que aprender que no toda la comida sale caliente en tres minutos o menos. Lo ideal sería que también aprendieran a ayudar a prepararla. Los bebés deben aprender a auto-calmarse en lugar de sentarse en una silla vibradora cada vez que andan quisquillosos. Los niños pequeños necesitan levantarse solos cuando se caen en vez de simplemente levantarle los brazos a la mamá y al papá. Muéstrenles a los niños que los atajos pueden ser útiles, pero que existe una gran satisfacción en hacer las cosas por el camino lento también.

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 5. Los padres ponen las necesidades de sus hijos por delante de las suyas.

Naturalmente, los padres están programados para cuidar de sus hijos primero, y ¡esto es algo bueno para la evolución! Soy una defensora de seguir un horario que se adapte a las necesidades de sus hijos, y de acciones como alimentarlos y vestirlos primero. Sin embargo, los padres de hoy en día han llevado esto demasiado lejos. Olvidan completamente sus propias necesidades y salud mental por el bien de sus hijos. Muy a menudo veo a mamás que se levantan de la cama una y otra vez para satisfacer los caprichos de su hijo. O papás que dejan todo para correr a través de un zoológico para compra una bebida, sólo porque el niño tiene sed. No tiene nada de malo no ir a atender a tu  hijo cada vez que tiene sed en la noche. Tampoco tiene nada de malo que ese papá del zoológico diga: “cuando pasemos por la siguiente fuente, beberás.” No hay nada malo en usar la palabra “no” de vez en cuando. Tampoco hay nada de malo en pedirles que se entretengan durante unos minutos porque mamá quiere darse un baño o leer revistas.

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Me temo que si no empezamos pronto a corregir estos cinco graves errores de crianza, los niños que estamos criando crecerán y se convertirán en adultos que sienten que tiene derecho a todo. Personas egoístas, impacientes y groseras. Y no será culpa de ellos, será nuestra. Nunca les enseñamos otra cosa, nunca esperamos más de ellos. Nunca quisimos que sintieran alguna molestia, así que cuando finalmente la sienten, no están preparados para enfrentarlo. Así que POR FAVOR, padres de todo el mundo, pidan más. Esperen más. Compartan sus batallas. Entreguen menos. Enderecen a esos niños y prepárenlos para en el mundo real y no para el mundo sobreprotegido que hemos fabricado para ellos.
Original.

Fuente;

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