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jueves, 24 de abril de 2014

85 personas poseen más de la riqueza de 3500 millones de personas

El crecimiento y la desigualdad son mutuamente incompatibles, según convinieron los participantes en un seminario celebrado durante las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial que se realizan en Washington.
(Foto: USI)
 
Durante el seminario “La macroeconomía de la desigualdad del ingreso”, organizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), un grupo de expertos discrepó marcadamente con respecto a las prioridades para hacer frente al aumento de la desigualdad observado en las últimas décadas en todo el mundo.

Al respecto, la organización Oxfam afirmó que las 85 personas más ricas del mundo poseen ahora más de la mitad de la riqueza mundial.

Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señaló que el creciente consenso con respecto a los efectos perjudiciales de la desigualdad crea una oportunidad sin precedentes para tomar medidas orientadas a reducirla.

Antes, se consideraba que la desigualdad era el precio que había que pagar para que la economía mundial funcionara, “pero ahora el FMI y otros organismos dicen que existe una convergencia entre un mejor funcionamiento de la economía mundial, la creación del empleo que necesitamos y la reducción de la desigualdad”, afirmó Ryder.

“Si es un problema, y si todos estamos de acuerdo en que es un problema, ¿qué vamos a hacer al respecto?”, añadió Ryder.

La desigualdad es “moralmente incorrecta”

La desigualdad no solo es perjudicial para el crecimiento, y representa una amenaza para la democracia, sino que también es “moralmente incorrecta”, afirmó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de la organización benéfica Oxfam.


“No podemos admitir que millones de personas vivan en la pobreza absoluta, mientras que otras —esas 85 personas de las que ya hemos hablado— aunque vivieran mil vidas, no llegarían a gastar toda la riqueza que poseen”, dijo Byanyima.

Jeffrey Sachs, director del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia, mencionó muchos tipos de desigualdad, entre ellos, la desigualdad del ingreso, de la riqueza, del poder y del bienestar. 

Criticó duramente el significativo aumento de la desigualdad en Estados Unidos donde, según Sachs, se ha permitido que los más ricos secuestren el proceso político en su propio beneficio.

Propuestas para abordar la desigualdad

Tyler Cowen, profesor de la Universidad de George Mason, propuso algunas medidas adicionales que podrían ayudar a reducir la desigualdad a nivel mundial, entre ellas, alentar la inmigración, proporcionar transferencias monetarias condicionadas e invertir en salud pública y agricultura.


“Creo que la desigualdad es un síntoma de un problema más profundo que es la falta de oportunidades”, afirmó Cowen, y añadió que sus propuestas crearían nuevas oportunidades para los pobres.

“Si nos preocupa la desigualdad, yo diría que debemos abordarla con una mentalidad dirigida a la resolución de problemas”, dijo Cowen.

Varios participantes atacaron la evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos relacionados con algunas corporaciones. Según Byanyima, este dinero podría gastarse en servicios públicos, que representan “un ingreso real para los pobres”.

El impacto en “el ciudadano de a pie”

Ryder señaló que no es necesario examinar los ejemplos “extremos” de fraude fiscal y evasión agresiva. “Fijémonos en el medio”, afirmó. “¿Cómo pondremos nuevamente dinero en los bolsillos de la gente?…Fijémonos en lo que está pasando aquí mismo, ahora mismo, para el ciudadano de a pie”, explicó Ryder.


Sachs dijo que la desigualdad a menudo se transmite y se agrava de una generación a otra; que los ricos pueden “invertir más en capital humano”, por ejemplo, en educación y salud, que los pobres.

“Exigir que los ricos paguen más impuestos para permitir que todos tengan una oportunidad es solo una pieza de este rompecabezas. No se trata de un conflicto entre equidad y crecimiento, sino de conectar las dos piezas”, señaló Sachs.
 
Fuente:
 
Gestion (Perú)
 

jueves, 3 de abril de 2014

Perú: Clubes exclusivos se adueñan de playas del sur

En al menos 11 balnearios de Lima han cerrado los accesos al mar. En algunos hay agentes de seguridad, en otros tranqueras y hasta construcciones, pese a que esto es ilegal. 

solo pueden pasar los propietarios de los condominios o sus invitados”, nos señaló uno de los tres vigilantes que custodiaba –junto a una tranquera de metal– la única entrada al balneario Puerto Nuevo, ubicado en el kilómetro 70 de la Panamericana Sur.

“No, amigo, no pueden ingresar… Esta es una ‘playa privada’ y

Perú21 comprobó que pese a que la Constitución reconoce a las playas como bienes de uso público, en al menos 11 balnearios del sur de la capital se prohíbe el acceso a las personas. En algunos casos son los residentes quienes impiden este ingreso y en otros casos se trata de exclusivos clubes.

Dichas playas están ubicadas entre los kilómetros 55 y 98 de la Panamericana Sur y pertenecen a los distritos de Pucusana (Lima), San Antonio, Mala y Asia (Cañete).

Allí, diversas asociaciones de propietarios y de socios de clubes han colocado ilegalmente tranqueras y casetas de vigilancia para controlar el ingreso.

Este tipo de discriminación se da a vista y paciencia de los municipios y, es más, en algunos casos ni siquiera la autoridad distrital puede ingresar a estas ‘playas privadas’.

Por ejemplo, en la playa Puerto Nuevo, en el distrito de San Antonio de Cañete (Km. 70 de la Panamericana Sur), tres vigilantes y una tranquera restringen el único acceso al mar.

Perú21 preguntó la razón por la que no podíamos acceder a la playa y los agentes privados nos dijeron que tenían órdenes de solo autorizar el ingreso a los miembros del Club de Propietarios de la Laguna de Puerto Nuevo.

Lo mismo nos indicaron en la playa San Antonio (Km. 80), donde el Club Regatas ha instalado una tranquera en la única vía hacia el mar. “Esta playa es privada. El público en general puede ir a Puerto Viejo”, respondió uno de los vigilantes.

Tampoco se nos permitió el ingreso a los balnearios La Tiza (Km. 55), Boca León (Km. 79), en Mala; así como Cala de Mar (Km. 88), El Golf (Km. 96), Bora Bora (Km. 96), Bonita (Km. 98) y Costa de Sol (Km. 98), en Asia.

En dichos lugares, igualmente, se han colocado tranqueras o puestos de vigilancia en los accesos a la playa.
En la playa Totoritas (Km. 85), en Mala, una tranquera obstruye la bajada al mar. Los vigilantes solo permiten el ingreso de vehículos de los propietarios de las residencias.

Si bien aquí sí está permitido el acceso peatonal de cualquier ciudadano, estos están forzados a estacionar sus autos cerca de la tranquera y caminar más de 300 metros para llegar al mar. Es decir, en la práctica hay una restricción.

Sin embargo, un hecho que rebasa los límites es que ni el municipio de San Antonio de Cañete puede ingresar a sus playas.

“No tenemos libre acceso. Para notificar a los residentes y entregarles las cuponeras de pago (por impuesto predial) tenemos que pedir permiso a la administración de los condominios y de los clubes”, dijo Alex Echevarría, gerente de Rentas de esa comuna.


DIVIDEN PLAYA EN DOS
Otra restricción ocurre en Naplo (Pucusana), cuya playa ha sido dividida en dos: una parte para el público en general y la otra para los residentes. Un muro de concreto y cuerdas –custodiadas por vigilantes– separaran este balneario.

Enrique Bazo, presidente de la Junta de Propietarios, sostuvo que esta polémica medida no es discriminatoria. “La gente puede ingresar sin ningún problema, siempre y cuando no traiga comida”, señaló.


Los residentes de Naplo no se bañan con los visitantes, e incluso usan sombrillas que los diferencian (de color blanco). (Nancy Dueñas)

Fuente:

Peru21