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lunes, 16 de diciembre de 2013

El origen de las tradiciones navideñas



En estas épocas navideñas seguimos un montón de tradiciones que repetimos años tras año y, en realidad, sin saber muy bien por qué.

Es el deber de un buen curioso saber del origen de todas estas tradiciones. ¿No es así?

A continuación veremos cuándo se iniciaron algunas de estas tradiciones.


El árbol de Navidad

Para los celtas, la esencia de los elementos, de las auténticas fuerzas naturales, residía en el bosque y, más concretamente en los calveros, en los que establecían sus santuarios.

La fuerza del druída nacía de su comunicación directa con el bosque y, en especial con el roble, considerado el más fuerte y sagrado de los árboles.

Sobre la tradición del Árbol de Navidad, de origen germano, se cuenta que fue obra, en la primera mitad del siglo VIII, de San Bonifacio —el Apóstol Alemán— que derribó un roble para demostrar a los druidas que el árbol no era sagrado ni inviolable.

En su caída el árbol destrozó todos los arbusto excepto un pequeño abeto, que el santo calificó de árbol del Niño Dios al ocurrir tales hechos durante las navidades.

Fue a partir del siglo XVI que se adornaron los abetos para celebrar la Navidad.

El pesebre navideño

La costumbre de representar el nacimiento de Jesús llegó a España en el siglo XVIII cuando el Rey Carlos III hizo traer esta tradición desde Nápoles. Un siglo después, los belenes habían arraigado con fuerza en toda la península.

Esta representación que suele hacerse en las iglesias y en las casas durante el tiempo navideño debe sus origen a las representaciones litúrgicas del misterio navideño y a la primera escenificación que hizo San Francisco de Asís en Greccio en 1223.

Tras asistir a la celebración de la Navidad en la ciudad de Belén, quedó tan impresionado que, a su regreso a Italia, pidió un permiso al Papa Honorio III para reproducir en vivo el nacimiento de Jesús en una cueva próxima a su pueblo natal, con una imagen en piedra del niño, un buey y un asno y un reducido grupo de aldeanos.

En aquella cueva, San Francisco de Asís celebró la Misa del Gallo de la Nochebuena de aquel año y se dice que durante el oficio la figura del niño Jesús cobró vida, lo que contribuyó a difundir la costumbre.

Hacia finales del siglo XV, los actores que protagonizaban la natividad comenzaron a ser sustituidos por figuras de barro y durante el siglo XVI, los frailes franciscanos llevaron la costumbre a América, volviéndose una actividad obligada durante la navidad en las comunidades cristianas.

A partir de ese momento la iglesia católica promovió en los templos, hogares y sitios públicos, las representaciones del nacimiento del niño Jesús, a fin de que creciera el interés por las fiestas navideñas como una exaltación a Cristo, lo que se consigue gracias a la labor de los franciscanos, de los dominicos y de los jesuitas.

Los villancicos

Aunque existían antecedentes de composiciones cantadas por parte de los evangelizadores del siglo V y de cantos religiosos que tuvieron una difusión pareja a los nacimientos de San Francisco de Asís durante el siglo XIII, se puede considerar que el verdadero origen de los villancicos como los conocemos hoy, se remonta a los poemas cortesanos de temática amorosa que a lo largo de los siglos XV y XVI se recreaban en los salones nobles y que más tarde repetía el pueblo llano.

Durante el siglo XVII, los maestros de capilla musicalizaron miles de cancioncillas religiosas y sacralizaron otras para ser cantadas en los maitines de las festividades litúrgicas. Sus letras hablaban en lenguaje popular sobre el misterio de la encarnación y estaban inspirados en la liturgia de la Navidad. Con ellas, los campesinos que no sabían leer podían participar en los festejos navideños y honrar el Nacimiento de Cristo.

Tan grande fue el éxito de estas composiciones que muchas se imprimieron y gozaron de gran difusión, llegando a ser consideradas el sonido de la Navidad. No en vano, hasta hace pocos años —sobre la década de los sesenta—, era habitual durante las fiestas navideñas asistir a escenas callejeras donde niños y jóvenes iban en grupo con panderetas y zambombas cantando villancicos y pidiendo el aguinaldo. Aún hoy, en algunos puntos de Iberoamérica pervive esta costumbre.

Los regalos de Navidad

La tradición de regalar en estas fechas es presagio de suerte y buena ventura. Y tiene su origen en las strenae romanas, que provenían de un rito augural en honor a la diosa Strenia. 

En las calendas de enero —primer día del mes y del año— se celebraban las strenalias, fiestas durante las cuales la gente llevaba ofrendas y regalos a la diosa y hacían sacrificios en su templo ubicado a orillas de un bosque sagrado, en las cercanías de Roma. Todo con la idea de augurar un nuevo año lleno de bendiciones, abundancia y felicidad.

Ya en los inicios, los regalos pasaron a hacerse a los parientes, amigos y conocidos para desearles ventura, a la par que era una buena ocasión para rehacer o reforzar amistades maltrechas u olvidadas. Al principio consistían en ramitas fragantes cortadas de los árboles del bosque sagrado de Strenia y después fueron pequeños regalos: tarritos de miel, frutas secas o vino.

Mucho más tarde vinieros los lotes y cestas navideñas.

Esta costumbre pagana de hacer regalos y dar estrenas (o aguinaldos) se siguió practicando aún cuando la Iglesia católica se convirtió en la religión oficial del imperio romano. Los altos estamentos eclesiásticos fracasaron en su intento por erradicarla, pero consiguieron que los regalos se intercambiaran una semana antes, coincidiendo con la celebración del nacimiento de Jesús.


Nota sabionda: Los adornos y bolas que se cuelgan actualmente del árbol fueron creadas en el siglo XVIII por los sopladores de vidrio de Bohemia.

Nota sabionda: Según el libro Guiness de los récords, la canción navideña White Christmas (Blanca Navidad) es el tema que más tiempo ha permanecido en cabeza de las listas de éxitos: 72 semanas. Y que todavía hoy, Noche de Paz, la obra creada en la navidad de 1818 por un sacerdote y compositor aficionado de Austria, sigue siendo el villancico más cantado en todo el mundo.

Nota sabionda: De las strenae se ha derivado el verbo estrenar, ‘hacer uso por primera vez de algo, representar un espectáculo público por primera vez’ y otros significados similares. Y la expresión dar la estrena, ‘ser el primero en hacer algo’, que alude a la costumbre infantil de pisar los zapatos nuevos o dar un pescozón al que se ha cortado el cabello.

Tomado de:

Saber Curioso

domingo, 8 de diciembre de 2013

La momia peruana inspiró la pintura “El grito” de Munch

La imagen que aparece en la famosa obra se inspiró en la momia de un guerrero chachapoyas, extraída hace 130 años de un sarcófago de la margen izquierda del río Utcubamba, en Amazonas.



En el macizo conocido actualmente como Cerro Ángulo, ubicado a la margen izquierda del río Utcubamba, en Amazonas, hace 130 años se empezó a escribir, o mejor dicho a pintar, una fascinante historia que tuvo como protagonistas a una momia y a un artista plástico por entonces desconocido. El día en el que ambos se conocieron nació “El grito”, una de las obras más importantes del arte moderno.

Al encuentro del sarcófago de la momia [FOTOS]-

Los primeros episodios se remontan al año 1877, cuando el horticultor francés Pierre Vidal-Senèze descubrió un sitio arqueológico a unos 8 kilómetros de la capital de Amazonas y a unos 280 metros de altura, tomando como referencia el cauce del río. 

Luego de cruzar un puente sobre el río Utcubamba, el horticultor llegó a un lugar donde descubrió una serie de sarcófagos antropomorfos de la etnia de los chillaos, una de las tribus de la cultura Chachapoyas. Los contextos eran peculiares porque tenían cabezas-trofeo estilizadas.

Encandilado por su rareza, decidió destruir cuatro sarcófagos para analizar su contenido. En ellas encontró igual número de momias en perfecto estado de conservación.

Con el tesoro en sus manos, Pierre Vidal-Senèze regresó a su país con un fardo que vendió al Ministerio de Educación Pública de Francia. Luego, en 1878, la momia se exhibió en el Museo Etnográfico de Trocadero, en París.

PRIMERA PISTA

En el año 1967, el historiador de arte Wayne V. Andersen lanzó la hipótesis de que varias de las figuras plasmadas en las obras del famoso pintor Paul Gauguin –quien durante su infancia vivió en el Cercado de Lima– se inspiraron en una momia peruana.


En una búsqueda bibliográfica, el investigador alemán Stefan Ziemendorff encontró que en 1973 se logró confirmar la teoría de Andersen: en el Museo del Louvre se encontró un cuaderno de Gauguin con bosquejos de la momia.
Así se corroboró que se trata del mismo fardo que Vidal-Senèze se llevó en 1877.

Una década después, el historiador de arte Robert Rosenblum estableció que la famosa pintura “El grito”, del noruego Edvard Munch, también se inspiró en la momia chachapoya.

Entre las fuentes que se consignan para esta conexión está el diario del propio Munch. En este detalla un paseo con dos amigos en el que tuvo una visión que lo dejó temblando y que le hizo sentir que un grito infinito atravesaba la naturaleza.

El artista trató de plasmar esa sensación en dos lienzos, pero no alcanzaba a sentir lo mismo que aquella tarde con sus amigos. Por eso eligió tomar como modelo una momia peruana que había visto en la exposición universal de París y pintó su primera versión de “El grito”, de la que hizo hasta cuatro versiones diferentes.

Una de las versiones fue adquirida en el 2012 por US$120’000.000, por el neoyorkino Leon Black. El ejemplar más famoso se exhibe en la Galería Nacional de Oslo, en Noruega. 

¿QUIÉN ERA LA MOMIA?

En un documento dejado por el propio Vidal-Senèze, se describe que las momias que extrajo del cerro Piedra Grande tenían cabezas antropomorfas. Además, encima de estas, había trofeos con las mismas características.


De acuerdo a estudios recientes del arqueólogo alemán Klaus Koschmieder, las pequeñas cabezas encima de la testa representan cabezas-trofeo y, en conclusión, son tumbas de guerreros que tenían trepanaciones en el cráneo 

Ziemendorff confirmó que el Cerro Ángulo es el mismo sitio Piedra Grande del Utcubamba y el lugar de donde salió la momia, gracias a unas fotos que dejó Louis Langlois, quien visitó el sitio en 1933. 

En la ladera de la montaña, se pudo identificar el sitio preciso de donde salió la momia, gracias a la descripción del recorrido de Vidal-Senèze y gracias a una pintura rupestre de un hacha de guerra, que señala la tumba del guerrero.

Fuente:

El Comercio (Perú)

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La guía del tacu tacu: 5 lugares espectaculares en Lima

Conoce algunos de los restaurantes más recomendables para disfrutar de esta especialidad criolla. Estos fueron elegidos tras realizar un sondeo.

Lo reverenciamos por contundente y poderoso. El tacu tacu es uno de los grandes consentidos de los peruanos y existen un puñado de restaurantes limeños que, gracias a su sazón, se han convertido en grandes templos para venerarlo de la única manera posible: disfrutándolo. Tras realizar un sondeo en el que participaron cientos de nuestros lectores (a través de nuestro portal y Facebook oficial) aquí te presentamos a los elegidos. 

1. YAMAKAWA
Nuestros lectores lo alzaron convencidos como el mejor. Aquí el tacu tacu se muestra como debe ser: contundente, campechano y sin falsas ínfulas. Este restaurante con esquina mezcla tradición con buena sazón y su especialidad es sin duda esta delicia con calle. Se sirven en diferentes variedades: con lomo saltado, mariscos o con pescado a la chorrillana, entre otros. Un clásico para complacer a los conocedores.
¿DÓNDE IR?: Jr. Huáscar 259, Surquillo (a la espalda del mercado de Surquillo)

2. EL ENCUENTRO OTANI
La ancestral gastronomía japonesa y la peruana se unen en culinario matrimonio en este local chorrillano de pescados y mariscos. Desde 1987 este lugar conquista con su comida nikkéi y el tacu tacu es una de las grandes estrellas de su carta. Aquí este plato tiene personalidad propia. Aunque el de mariscos es también célebre, uno de los que más llama la atención es el que incluye también tamarindo, tortilla y holantao, entre otras verduras. ¿Te animas a probarlo?
¿DÓNDE IR?: Los Titanes 182, La Campiña, Chorrillos

3. CORDANO
Tiene más de 100 años y es uno de los restaurantes más históricos de la capital. Aquí el tacu tacu sabe a tradición. Probarlo al menos una vez en la vida no solo es un gusto, es un deber.
¿DÓNDE IR?: Jr. Ancash N° 202, Lima

4. SUPERBA
Este refugio de bohemios e intelectuales es otro de los grandes íconos de aquella Lima jaranera que se nos escapa. Su tacu tacu con apanado, así como su adorado cau cau, son hasta hoy un clásico. Un lugar perfecto para compartir con los amigos, acompañados, por su puesto, de unas cervecitas en su punto. Un tacu tacu que sin dudas sabe a nostalgia.
¿DÓNDE IR?: Av. Petit Thouars 2884, San Isidro

5. EMBARCADERO 41
Si quieres probar un tacu tacu diferente e innovador este es el lugar perfecto. Este restaurante fusión se atreve a innovar con este abanderado nacional. Nuestros lectores recomiendan probar el de 4 quesos, aunque también hay multiples variedades, como el tacu tacu de tamalito con picante de marisco y pez espada.

¿DÓNDE IR?:

Calle Alexander Fleming 181 Urbanización Higuereta, Surco
Calle Francisco Masías 590, San Isidro
Av. Dionisio Dearteano 115, San Isidro
Av. Joaquín Madrid 490, San Borja

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Tomado de: